Ayer se hizo realidad uno de mis sueños. Björk Guðmundsdóttir pisó el escenario del Vértice del Museo de la Nación a las 9:10 p.m. del martes. Una semana antes de que la cantante cumpla 42 años, 4 mil personas recibimos el regalo de nuestras vidas: una artista entregada en voz, cuerpo y alma.
Nos sorprendió desde el inicio, sobre todo a aquellos que buscamos los últimos set list que la islandesa había desarrollado en Santiago (el sábado 10 en el estadio San Carlos de Apoquindo) y en Buenos Aires (4 y 7 de noviembre en el Gran Rex). En Lima, Björk entró con todo: dejó The Anchor Song para el final y arrancó, potente, con la marcha de Earth Intruders y luego Hunter (la primera de las 6 que toco del Homogenic, 1997).
Las diez gringas encargadas de los vientos (Björk las bautizó como las “Wonder-brass”) la rompieron desde el inicio. El público ya estaba entregado y algo ronco para la tercera de la noche, la bella Cocoon (única canción del Vespertine, 2001, que incluyó en el concierto), en la que se pudo apreciar el encomiable trabajo sonoro de los otros tres músicos en escena (y, claro, el de sus Mac).
Con Pleasure Is All Mine empezó una parte del recital que Björk dedicó para interpretar, con variaciones, un grupo de canciones correspondientes al experimental Medúlla (2004). Una emotiva Joga también se coreó durante estos momentos.
Después de que Army Of Me (primera de las 3 que tocó del Post, 1995) moviera las cabezas de todo el recinto, y de Innocence (de las mejores de Volta, 2007), Björk, que hasta el momento solo se había dirigido al público con algunos “gracias”, increpó a los muchos que, sin respetar las advertencias que se hicieron antes del concierto, acribillaban con fotos a la diosa islandesa. “¡I don’t wanna see cameras, I wanna see your faces!”. A partir de ese momento, las pantallas luminosas desaparecieron.
Björk encantaba con su inigualable voz a un gentío que la miraba absorto. Frente plateada, malla de largarto y túnica multicolor; la cantante, entre canciones, se inclinaba, tomaba de un vaso e ingería algo usando una cuchara. Bailaba como una niña introvertida pero pendeja, a veces abría la boca como un tigre y soltaba un tono imposible, saltaba y movía las manos como abanicos, iba de un lado a otro y los espectadores levantaban los brazos para intentar el milagro de tocarla o simplemente para intercambiar una mirada repentina.
Bachelorette fue monumental, I Miss You armó el tono. El vértice de la cultura se llenó de saltos con Hyper-Ballad (lo mejor de la noche) y el vibrante estruendo electro-punk de Pluto. Luego, los artistas volvieron a los camerinos y el público coreó algunos minutos “chiiina, chiiina” y un poco ortodoxo “olé, olé olé olé, Bi-ork, Bi-ork”.
La islandesa apareció con algunos gestos extraños en la nariz y, como seguramente se le había resecado la boca, se lamía los labios como un gato después de tomar su leche. Todo el vértice cantó The Anchor Song.
La fiesta terminó arriba, en las estrellas. Con el grito de “Que viva la revolución”, Björk y las Wonder-brass se despidieron, luego de hora y media, con una inolvidable interpretación de Declare Independence, el devastador corte de Volta, mientras el papel picado volaba entre miles de saltos y los gritos de "raise your flag! Higher, higher!"
Gracias Björk por una noche inolvidable.
Set list:
1. Earth Intruders
2. Hunter
3. Cocoon
4. Pleasure Is All Mine
5. Joga
6. Who Is It
7. Desired Constellation
8. Army Of Me
9. Innocence
10. Bachelorette
11. I Miss You
12. 5 Years
13. Unravel
14. Wanderlust
15. Hyper-Ballad
16. Pluto
17. The Anchor Song
18. Declare Independence
Introducción
Earth Intruders
Parte de Hunter
Final de Declare Independence
Fotos y videos: Julio Pérez Luna y Diana Zapata
Lee también: La visita del año (PRIMICIA NACIONAL) y Bjork en Lima (emepitri).
1 comentario:
grande julio...
ahí cerquita estuvimos de la china...
y pensar que no era fan, me dijiste
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