martes, mayo 30, 2006

INTRO

Parte I

El gusto es un sentido animal. Sirve esencialmente para proteger al ser que lo posee como cualidad, para distinguir el alimento que no le sirve o le hace daño, del que le ayuda a permanecer saludable y le da agilidad y fuerza.
El gusto, además, es el único sentido cuya acción (gustar o disgustar) puede asociarse a los demás. Me gusta el sabor de la cerveza y, de la misma forma, me gusta ver un cuadro de Courbet, tocar el cuerpo de mi mujer, oler una sandía cuando voy al Supermercado y escuchar la grabación de "Good Times" de Sam Cooke.
La acción gustar está, entonces, estrechamente vinculada al placer. Por eso el arte, como el amor y todo lo que alimenta al espíritu, es tan bueno para el cuerpo físico como un exquisito manjar.
También creo que el gusto debe ir de la mano con una práctica paciente (con relación a la prudencia, no a la lentitud). El exceso o adicción a los placeres provoca (más rápido de lo que creemos), entre otras cosas, desapego, frustración, y lo que es peor, un callo difícil de limar en el órgano de la sensibilidad.

Parte II

Kant dice (interpreto) que el concepto de estética no puede despegarse del momento histórico (del presente) y ni de las definiciones pasadas de belleza, y mucho menos del lugar, por lo que no existe en sí misma. Por eso, para apreciar una pintura, debemos conocer algo sobre historia del arte. De acuerdo.
Creo que conforme pasa el tiempo y en lo que al gusto respecta, el instinto ha sido superado, y mucho, por nuestras convenciones, por el ser social, por la moda, porque la historia pesa mucho, por nuestro énfasis casi neurótico de catalogar, afirmar, discutir, defender o simplemente pensar que algo es mejor que otra cosa (o que todas las cosas). De esta forma, nos hemos convertido en catalogadores convulsivos y "rankeros" en potencia. Con lo de rankero me refiero a esa manía de armar una lista ascendente de lo mejor (y lo peor), con relación a un tema específico. La música popular (como el cine y los libros) es uno de los temas más recurrentes e ideales para ser motivo de un ranking.

Parte III

Ahora llegó el momento de la obvia confesión: soy un rankero. Porque es divertido, es un juego, porque es un rico ejercicio de valoración, porque también provoca investigación y, por lo tanto, conocimiento; pero, sobre todo, porque depende también del gusto instintivo y personal, porque es una forma de escarbar en uno mismo y luego demostrar cómo eres (soy lo que me gusta).
Armar un ranking también es parecido a crear una receta, que puede salir mal o bien en el plato. Por ejemplo, estoy armando un disco con 18 canciones del año 1966 y estoy seguro que escuchar las canciones en determinado orden me va a provocar placer y, al mismo tiempo, voy a conocer más acerca de una época musical, crearé relaciones y descubriré tendencias. Estaré contento.
Lo más extraordinario de todo es el hecho de coincidir (o no) con alguien, la discusión o las sensaciones compartidas. El gusto crea relaciones y muros divisorios. Por eso, al crear este blog, estoy procurando relacionarme, comunicarme, compartir conocimientos relacionados al placer, al gusto, para preguntarnos ¿por qué "Happy Together" me hace feliz?… ¿Me hace feliz?

SOUNDTRACK DEL POST
SAM COOKE - Good Times

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